Con algún incidente tecnológico de
último momento, inauguramos ayer el curso de la Càtedra de Ciències i
Humanitats Dr. Bofill correspondiente al primer semestre del año 2024. Durante
la conferencia, los ponentes recordamos a medias (o recordamos de forma incompleta
y parcial o mal recordamos, si ustedes lo prefieren) un soneto de D. Luis
Góngora y Argote en que el poeta cordobés glosaba, de forma irónica, los
festejos que acompañaron al bautismo de Felipe IV. 

Aquí se lo dejo:

   Parió la Reina; el Luterano vino

   Con seiscientos herejes y herejías;

   Gastamos un millón en quince días

   En darles joyas, hospedaje y vino.

   Hicimos un alarde o desatino,

   Y unas fiestas que fueron tropelías,

   Al ánglico Legado y sus espías

   Del que juró la paz sobre Calvino.

   Bautizamos al niño Dominico,

   Que nació para serlo en las Españas;

   Hicimos un sarao de encantamento;

   Quedamos pobres, fue Lutero rico;

   Mandáronse escribir estas hazañas

   A don Quijote, a Sancho, y su jumento.

(1605)

   La reina: Doña Margarita de Austria. Contrajo matrimonio con Felipe III el 19 de
abril de 1599. En realidad, se trató de un enlace doble pactado durante los
últimos días de vida de Felipe II. Por un lado, la pareja menciona, Felipe III
y Margarita de Austria. Por el otro, la hermana del rey, Isabel Clara Eugenia
se comprometió con su primo hermano el archiduque Alberto de Austria.

   El luterano: El rey inglés (y escocés): Jacobo Carlos Estuardo. Jacobo I de Inglaterra
e Irlanda y Jacobo VI de Escocia.

   Los herejes y las herejías: no fueron seiscientos, sino ochocientos el séquito que
desembarco en el puerto de La Coruña.

   El ánglico legado: Carlos de Obarte, cnde de Nortingan (Sic). Infame almirante de
la flota inglesa y traidor irredento.

   El niño Dominico: Felipe Dominico Víctor, después Felipe IV, nació en Valladolid,
el 8 de abril de 1605, entre las nueve y las diez de la noche. Se bautizó en la
Iglesia de San Pablo, en la misma pila bautismal que Santo Domingo. Era el
domingo de resurrección de 1605. Ofició la ceremonia don Bernardo Sandoval y
Rojas, arzobispo de Toledo y tío del duque de Lerma.